sábado, 5 de julio de 2014

Elocuencia

7/05/2014


(cc) Imagen por: Dalibor Levíček

Por: Yordaliis López



De color escarlata está la luna que se posa en mi ventana
y amarilla es la luz que intenta tocarme,
o al menos es lo que mi imaginación quiere pintarme.

Perdida entre pensamientos que se esconden de mi conciencia,
intento buscarle una salida a este laberinto que me desvía de lo
que queda de la inocencia. Ayer pude entender el valor del tiempo
y su precio. Reconocí que los minutos, en comparación a las horas, 
son más tensos; que los días son mas largos o cortos según el 
entretenimiento. Entendí que no es que perdemos la noción del tiempo, 
es que ignoramos su valor en ese momento.

Entonces me pregunto: ¿hasta qué tan lejos se puede llegar con la relatividad? 
¿Tiene todo de verdad el perdón, borrón y cuenta nueva? 
¿Por qué es tan difícil discernir entre lo bueno y lo malo,
reconocer límites y que somos seres limitados?

Definitivamente la luna y su esplendor encantan y atrapan con su húmedo calor...
Hacen del insomnio una aventura nocturna e infinitamente placentera. 
En una urna de cristal llamada memoria me gustaría guardarla, donde 
un conjunto de palabras regocijan, vez tras vez, mi alma. 
Aunque solo sea un instante, aunque mañana solo me quede el recuerdo, 
pasaré el resto de esta noche pensando en ti, a quien quiero...


Licencia Creative Commons

Elocuencia, por Yordaliis López, se distribuye bajo una

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